Vídeo subido el 19 marzo 2010
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Amanda Castro - Te recuerdo Amanda
13 de Marzo de 2014
Para Karla y Meli
Te recuerdo Amanda, en aquellas únicas jornadas en que te conocí, te amé, te admiré. Fueron apenas unos siete u ocho días antes de tu partida. Las compañeras, las amigas, las amantes, las feministas en resistencia, te hacíamos un homenaje necesario.
Entraste al escenario cargando tu tanque de oxígeno. Leíste tu poema. No póstumo, aclaraste... el homenaje, esta vez, era ántemo y así lo nombraste. Te despediste de pie.
Te escuchamos con devoción, con lágrimas, con risas. Vos estabas ahí, entera. Con ese mismo tanque de oxígeno con el que te habías animado a llegar a las movilizaciones y plantones contra el golpe de estado. Las feministas en resistencia teníamos en tu poesía la palabra deseada, necesaria, amorosa.
Te vi también por esos días rendir homenaje a mujeres artistas. Otra vez, con tu eterno compañero. El oxígeno que marchaba paso a paso en su carrito. (Más cansado él que vos -me imagino- de que lo pasearas por tantas partes).
En el aquelarre nocturno de las brujas, volaron las anécdotas de tu vida, de tu poesía, de tu oxígeno. Decían que sabías amar con él a tu lado. Que aquel tubo era cómplice de tantas aventuras... Vinieron también las discusiones posesivas. Que si ese poema era para tal o cual. Todas te amaban. Todas te celebraban. Vos supiste gozar de ese amor, y supiste enseñarnos a multiplicar las resistencias en nuestras palabras apasionadas. Hiciste talleres, abriste caminos, ejerciste la soberanía sobre tu cuerpo. Tanto que por momentos olvidamos que era un cuerpo enfermo.
Sabiendo que partías, disfrutamos hasta el último minuto de tu sonrisa amplia y de tu palabra afilada.
Nos sorprendió que un día decidieras adelantarte y salir a buscar tus propios horizontes en otros tiempos.
Por ahí andarás, pienso, enamorando estrellas. Y nosotras aquí te traemos, te retenemos un poquito más, buscamos abusivamente tu oxígeno para seguir respirando.
Te recordamos, Amanda. En el territorio de nuestra América, en tus honduras, en sus sáficas hondonadas, y aquí, en el sur del sur. En el fin del mundo.
Claudia Korol
Marzo 2014
Te recuerdo Amanda, en aquellas únicas jornadas en que te conocí, te amé, te admiré. Fueron apenas unos siete u ocho días antes de tu partida. Las compañeras, las amigas, las amantes, las feministas en resistencia, te hacíamos un homenaje necesario.
Entraste al escenario cargando tu tanque de oxígeno. Leíste tu poema. No póstumo, aclaraste... el homenaje, esta vez, era ántemo y así lo nombraste. Te despediste de pie.
Te escuchamos con devoción, con lágrimas, con risas. Vos estabas ahí, entera. Con ese mismo tanque de oxígeno con el que te habías animado a llegar a las movilizaciones y plantones contra el golpe de estado. Las feministas en resistencia teníamos en tu poesía la palabra deseada, necesaria, amorosa.
Te vi también por esos días rendir homenaje a mujeres artistas. Otra vez, con tu eterno compañero. El oxígeno que marchaba paso a paso en su carrito. (Más cansado él que vos -me imagino- de que lo pasearas por tantas partes).
En el aquelarre nocturno de las brujas, volaron las anécdotas de tu vida, de tu poesía, de tu oxígeno. Decían que sabías amar con él a tu lado. Que aquel tubo era cómplice de tantas aventuras... Vinieron también las discusiones posesivas. Que si ese poema era para tal o cual. Todas te amaban. Todas te celebraban. Vos supiste gozar de ese amor, y supiste enseñarnos a multiplicar las resistencias en nuestras palabras apasionadas. Hiciste talleres, abriste caminos, ejerciste la soberanía sobre tu cuerpo. Tanto que por momentos olvidamos que era un cuerpo enfermo.
Sabiendo que partías, disfrutamos hasta el último minuto de tu sonrisa amplia y de tu palabra afilada.
Nos sorprendió que un día decidieras adelantarte y salir a buscar tus propios horizontes en otros tiempos.
Por ahí andarás, pienso, enamorando estrellas. Y nosotras aquí te traemos, te retenemos un poquito más, buscamos abusivamente tu oxígeno para seguir respirando.
Te recordamos, Amanda. En el territorio de nuestra América, en tus honduras, en sus sáficas hondonadas, y aquí, en el sur del sur. En el fin del mundo.
Claudia Korol
Marzo 2014
