Ojos cerrados.
Atención a las manos juntas y sueltas en el espacio.
Atención a nuestros pies plantados sobre esta tierra.
Usando nuestra imaginación sin límite ni cárcel.
De los pies salen raíces que crecen. Somos árboles de ceiba, gigantes y sagrados árboles, no somos una, somos un bosque con árboles que se conectan con sus raíces.
Somos fuertes, únicas. Hemos vencido a través de los tiempos el oprobio.
No sólo somos nosotras, tenemos la fuerza en la lucha de miles de mujeres en el mundo, somos únicas en una colectividad, un mar de fuerzas. Desde esta fuerza sabemos que aunque vivimos cosas terribles no estamos solas. Nos quieren hacer creer que estamos solas. No estamos solas, somos muchas, como la arena de una playa, infinitas.
Y aunque una caiga, seguimos brotando porque somos las mismas.
Ya morimos hace mucho, ya nacimos muchas veces. Moriremos y seguiremos viviendo.
Somos eternas. Estamos aquí para enfrentar juntas el miedo y el terror, descolonizando la mente y el cuerpo, abriendo las jaulas, atreviéndonos a ser quienes somos.
Somos la vida y la vida no cesa, sigue porque es infinita, porque somos materia, que sólo cambia.
Cada una especial. Cada una, única, irrepetible, todas necesarias. Y aquí estamos. Aquí seguimos.
Melissa Cardoza
Escritora feminista hondureña